domingo, abril 02, 2006

Contra el relativismo: agradecido a Ayaan Hirsi Ali

Uno esos errores infames del filosofar es precisamente el relativismo. A pesar de que una de las razones de la fundación de la filosofía platónica fue precisamente la lucha contra el relativismo sofista -contra la idea de Protágoras de que "el hombre es la medida de todas las cosas"-, un falso complejo de culpa, unido a un mal entendimiento de la democracia, ha hecho de Occidente el único hogar del relativismo. Asustado por el desprecio antiguo de toda cultura diferente, inseguro ante el camino de su civilización, temeroso de ser identificado con dogmatismos religiosos (ya sólo el Papa parece luchar contra esta lacra intelectual), el pensamiento considerado progresista en nuestro ámbito ha terminado por renunciar a cualquier pretensión de verdad. Incluso a los logros más irrenunciables. Esos logros de libertad y conciencia individuales tan duramente conseguidos a lo largo de los siglos.

La culpabilidad mal entendida -una cosa es lamentar los excesos pasados, otra no reconocer las propias conquistas-, la inseguridad llevada a límites inaceptables -un asunto es reconocer la falibilidad de nuestros pensamientos y otra muy diferente considerarlos todos falsos-, la democracia entendida como igualadora de cualquier opinión, han sido causas, entre otras, de la pérdida de cualquier criterio de verdad, de belleza o de moral. Centrémonos en este último. Ya sabemos que criterio significa la razón por la cual, en este caso, decimos que algo es bueno, justo, deseable. Razón que, como la filosofía siempre ha buscado, debe ser universal.

Ayaan Hirsi Alí con su reciente libro “yo acuso” creo que ha venido en ayuda de quienes defendemos ciertas verdades básicas e irrenunciables. No nos referimos a posibles y válidos relativismos estéticos sino a lo más fundamental y esencial del ser humano, aquello que sin lo cual nada de humano podemos encontrar. Sin entrar ahora en debates evolucionistas, no parece que podamos dudar de que sean la conciencia y la libertad las cualidades que nos dan humanidad. De donde, nuestro criterio de moralidad regalará con el calificativo de tal a toda conducta que potencie ambas cualidades. En negativo, los peores crímenes contra la humanidad serán los que atenten contra el desarrollo intelectual y libertario de los seres humanos.

En esto tiene razón Ayaan, en que no podemos, postulando la igualdad de culturas, dar el mismo valor a las culturas que defienden conciencia y libertad para todos sus componentes que a las que se las niegan a todas sus mujeres. Sigue siendo cierta la idea de Fourier: una sociedad es tan libre como lo sean sus mujeres. No supone esto un intento de imponer valores basados en etnocentrismos sin fundamento, sino en la acción moral desnuda, esa que consiste en acrecentar la masa de libertad y de conciencia, también de felicidad y justicia, por supuesto, de la humanidad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A VALE YA HE ENCONTRADO LAS IDEAS, YO PENSABA QUE ERAN DEL HIPOPOTAMO ROSA.......ASTA MAÑANA

Anónimo dijo...

No naciste en grecia hace 4000 años?? entonces pa ke koño pones k naciste en Mutilva.

Eres el puto amo tienes que hacer merchandaising del hipopotamo rosa

Anónimo dijo...

he leido tus textos me parecen muy reflexivos

Anónimo dijo...

buenas noches J.R pues nada solo que me he metido para sacar alguna foto para el cuaderno ya me metere para ver lo que pones adios