No tengo nada personal contra Eskubi sino contra alguna de sus manifestaciones que, no sé porqué, me afectan especialmente: acaso por amar las ideas y las palabras. Debo reconocer que no conocía a este hombre antes de sus (malos) usos de la palabra a-gnosticismo, ya criticados previamente en otro artículo presanferminero en este mismo blog. Después supe que fue más coherente al acudir a procesiones y misas con excusas variadas, más cercanas, a pesar de todo, al agnosticismo declarado que le llevó al ridículo de su grito. Tras pasar las jornadas festivas en lugares más tranquilos ya me había olvidado de él a pesar de algunas críticas absurdas de ciertos amigos a mi artículo. Resulta que si alguien se proclama de izquierdas (no quiere decir que lo sea, que mis dudas, por lo menos, tengo que el nacionalismo necesariamente sea tal cosa) tiene bula para decir las mayores burradas sin que, desde la izquierda, se le pueda criticar, sin ser acusado de dar armas a la derecha. Cuando sólo se está pidiendo que la izquierda sea inteligente y no zafia.
Debo reconocer que, en estos tiempos, los matices del pensar no pesan, no, muchas arrobas. Que para ser izquierdista, parecen pensar ciertas gentes, es necesario ser nacionalista, cosa más que discutible. Además -seamos divertidos- si hace años en el viejo “Egin” confesé, glosando a Groucho, que no podía pertenecer a una nación que aceptara gente como yo, menos todavía debería desear pertenecer a una que acepte, además como representante, a gente como mi querido concejal. Este hombre que parece tener que ser progre para todo, que no tiene novia (una de la más hermosas palabras del castellano que, como veremos e enseguida, no parece amar en demasía) ni esposa –ni siquiera amante, concubina, querida, amada, cualquier otra palabra más cariñosa e íntima- sino sencillamente compañera (como si compañera no fuera la del pupitre de al lado de la clase, la que trabaja junto a nosotros en la oficina o asuntos similares): y más vale que no la llamó mi moza o mi camarada; que también debe ser feminista al menos en la triste apariencia del uso maldito del @, hace ya años castigado, como antes lo fue la a/o –cosa que aún tuvo algún sentido en los años setenta, acaso en los primeros ochenta, antes de que lográramos hacer lenguajes agradables sin tener que usar tan tales horrísonos artificios-, con la pena de muerte estética para cualquiera que la usase.
Porque de eso quería hablar. Acaso el concejal ame (¿de veras?) más el euskera (por si acaso, mi idioma materno, como el castellano lo es el mío paterno) que el romance pero es evidente que conoce y usa este, si bien con poca precisión: en primer lugar en algunos conceptos como el famoso agnosticismo, y en su artículo de hoy (me olvido del contenido) con el uso de algo que no existe ni, aunque deba luchar hasta la extenuación, existirá. ¿Será que realmente odia el castellano a pesar –o por ello- de no poder vivir sin él, y quiere destruirlo con estos incalificables artificios?
Hace años ya pensaba que si, que era malo, muy malo, eso de usar el @ para aparentar, muchas veces sólo eso, igualdades no discutidas entre hombres y mujeres: pero ninguna mujer decente, ni hombre, puede admitir ese pseudo-feminismo barato, ese cambio que viene tras el o/a, esa @ maldita que merece el mayor castigo porque no sólo no acrecienta la masa de belleza del universo sino que consigue aminorarla. Agustín García Calvo solía llamar “gilipoyas” –así escrito por él- a quien, creyendo hacer su voluntad, sólo obedecía a quien mandaba. En este asunto del @ dudo que puede haber persona más o menos decente que quiera de por sí usar tal monstruosidad No, es este uno de los ejemplos de gilipollez mas cercanos que tenemos, es el poder que pretende robarnos incluso el uso hermoso de la lengua, ese poder, que se pretende progre, que ha conseguido que muchas personas usen unos términos que no comprenden pero parecen quedar bien, que sirven para poder pertenecer a la numerosa tribu de los “progres”.
No se me diga, no, que es el único modo de referirnos a los dos sexos, por lo menos, de que nuestra especie se compone. No, porque quienes ya hace más de treinta años, hombres acaso más que mujeres, nos dimos cuenta de la importancia del lenguaje para la igualdad, a la vez que del significado que tiene el hecho de que, en la mayor parte de las religiones, haya dioses en lugar de diosas, ya incurrimos, al principio, en el horror del o/a y, tras ser condenados por la belleza del lenguaje, buscamos alternativas diferentes y variadas que jamás caerán en el hacer caso a quienes mandan, sean de la tribu que sea. Hace ya algún tiempo una mujer verdaderamente libre, me escribió, a propósito de este asunto, lo siguiente: que “la estupidez humana llega a límites insospechados y ésta es una de las muestras más palpables. De todas maneras he de decirte como fémina, que si bien esta moda me parece una estupidez, que ofende más bien a la estética, la que me saca de mis casillas es la anterior: esa del o/a. ¿Cuantas conferencias interminables no habremos oído en el que el orador se volvía loco de placer con sus o /a? ¡Pardiez, qué moderno soy! incluyo a las mujeres en mis pensamientos y divagaciones filosóficas... Por no hablar de los políticos y jefes más inmediatos. Cualquier mujer que haya tenido el gusto de trabajar en la empresa privada (sobre todo aquí hay que mantener las formas sin llegar al despendole) tendrá cuasi-tatuado el o/a. "Pasemos todos/as a la sala de reuniones, todos/as pensamos que..., todos/as vamos a trabajar por...". Lástima que en las bajas maternales, salarios, vacaciones y demás las aes se pierdan por el camino... Y héte aquí cual es mi sorpresa cuando al carro se suben también las nuevas generaciones y te encuentras a una de tus congéneres hablándote en los mismos términos.¡¡!!! ¿Pero qué pasa? ¿Es la liberación esa femenina que dicen que ocurrió? ¿Es la maldita letra @ que se ha apoderado de algo más que del papel? Igual se está dando una nueva evolución biológica y se nos esta convirtiendo el cerebro en @...” Además ¿se ha avanzado algo, o se ha retrocedido, respecto al viejo “señoras y señores con que empezaban todos los discursos de otras épocas aparentemente, sólo aparentemente, sólo para los de mala memoria, menos feministas?
Por cierto, para evitar posibles nuevas acusaciones de “dar armas a la derecha” termino aquí con un resumen de mi ideología político-social: toda política verdaderamente democrática no debe basarse en mentiras, ni en populismos fáciles ni en victimismos falsos sino en la verdad y en la belleza. De hecho, se puede decir que la política ideal sería el paso del caos informe de la esclavitud, las desigualdades económicas, sexuales, raciales , del enfrentamiento violento y el trabajo absurdo a la libertad, la igualdad, el diálogo y la creatividad. En resumidas cuentas una nueva versión de la teogonía hesiódica, una nueva versión de la creación del mundo.
Como decía aquél, quien tenga oídos para oír que entienda.
3 comentarios:
Estoy segura que esa cita de esa mujer es de esa tal Sara (era así no?).
Qué daño te ha hecho a ti la arroba que siempre la has odiado? a mi no me parece tan tremendo su uso. Es peor el uso del palabro (porque no llega ni a palabra)de 'mozo-moza' (o moz@, a elegir!)para llamar a la pareja. Eso si es insultante!! jeje.
Y entonces qué, denominar a la 'mujer juez' juez?? y por qué no jueza? a mi me parece más bonito.
abogado y abogada
maestro y maestra.
La igauldad no quiere decir que los sexos tengan que agruparse en uno. Espero que siga habiendo siempre hombres y mujeres.
tenía pensado escribir algun día sobre est@.
Un abrazo!
Por cierto, te puedes creer que gracias a Platón he tenido un sobresaliente en una asignatura que no tenía nada que ver con filosofía? Qué sabios eran los griegos...
(qué daño que hicieron al intelecto de la masa!!!jaja. Una frase así también, como muy "roja")
Besos
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